lunes, 5 de diciembre de 2011

El Encuentro



Hace 28 años cuando realizaba mis estudios de bachillerato en el INEM José Félix de Restrepo de la ciudad de Medellín, conocí a dos jóvenes que decidieron empuñar las armas para defender sus ideales. Luis Fernando  Chica ingresó al ejército de Colombia, su desempeño y constancia lo llevaron a obtener rango de teniente, mientras que  John Mario Gallo ingresó a las FARC y se convirtió en comandante de cuadrilla. Sus destinos se cruzaron en agosto de 1998 cuando el  grupo guerrillero atacó con más de 800 efectivos la población de Miraflores, Guaviare. Luego de dos días de intenso combate, los militares se rindieron, 9 de ellos murieron defendiendo el batallón mientras que otros  22 fueron secuestrados por la guerrilla, de estos la gran mayoría fue liberada, durante las conversaciones de paz de San Vicente del Caguán, otro fue liberado por el ejército en la operación Camaleón en el 2010.
 13 años después de esta toma guerrillera, los 3 secuestrados restantes permanecen en algún lugar de las selvas colombianas, a la espera de un posible acuerdo humanitario.
En esta pieza se plantea un hipotético reencuentro entre los dos condiscípulos.
Personajes
Prisionero: (Chica) Militar  que desde hace 13 años está en poder de la guerrilla, ingresó a las fuerzas armadas a los 18 años y fue hecho prisionero en la toma de Miraflores, Guaviare. Ha sufrido de malaria y leishmaniasis.
Simona: Guerrillera, Morena santandereana,  de 25 años, mujer maciza y fuerte. Ingresó a las FARC cuando tenía 15 años, su familia fue asesinada por paramilitares del Magdalena medio.
 Carlos Lenin: Joven Guerrillero, ingenuo y medio pendejo, reclutado en un barrio popular de Medellín.
Comandante: (Gallo) Hombre alto y fornido, oriundo de Sopetrán , Antioquia   ingresó a la guerrilla a los 16 años, como muchos creía que la lucha armada era el camino para traer la justicia social y el bienestar a nuestro país, está cansado de matar y de esta maldita guerra.
Guerrillero: Campesino desempleado, ingresó a la guerrilla buscando una oportunidad económica, le encanta que le digan qué tiene que hacer para así, no tener que pensar.
Lugar: Selva Colombiana
Año: 2010
Escena 1
Es de noche , se escucha el aleteo de las chicharas y de la lluvia rebotando contra un toldo de plástico, se ilumina suavemente el escenario como si estuviera amaneciendo , se entrevé una persona levantándose de un catre de campaña , se sienta y busca algo  debajo del mismo, el cabello negro , largo cae por sus hombros  ,lo ata en forma de cola de caballo , saca una bota plástica y se la calza , luego la otra, se incorpora y toma una linterna , la enciende y dirige el chorro de luz a la izquierda dejando ver 3 catres más ,habla con voz firme pero sin gritar con acento santandereano.
Simona: Ole, a levantarse que amaneció y hoy llega el comandante.
(Silencio) Los cuerpos se van incorporando.
Un hombre joven, de acento paisa (comenta).
Carlos Lenin: Qué cansancio tan verraco, me siento como si me hubieran cogido a palo.
Simona: Eche a ver, no sea flojo, encienda el rescoldo pa´que hagamos tinto y ustedes dos a lavar los trastes, hay que traer agua y leña, pero apúrenle.
Silencio. Cada uno se dedica a lo ordenado, la claridad del día permite observar que están vestidos con pantalones camuflados. Cada uno toma una guerrera y se la pone. De  igual forma cada uno toma un fusil y se lo pone en bandolera , antes de comenzar con las actividades.
Escena 2
Debajo del toldo de plástico negro, en una mesa de tablas comen los guerrilleros, se sirven arroz y han abierto una lata de atún. Frente a ellos detrás de un angeo de gallinero está un hombre demacrado, flaco, viste un uniforme que alguna vez fue verde, de su  tobillo derecho cuelga una  cadena más o menos de un metro de largo, el otro extremo está pegado a un estacón.
Prisionero: (Con acento paisa) ¿Será mucho pedirles que me lleven al baño? me aguanté toda la noche.
Simona: Pues le va a tocar esperar un poco más ¿No nos ve comiendo o qué? Tenga consideración
Prisionero: ¿Y a mí quién me considera?
Simona: (con rabia) Si tiene mucho afán hágase ahí ¡no joda!
Prisionero: (con calma, pero seguro de sí mismo) Si me cago aquí después no se quejen.
 Simona: (ordenando) Vea Carlos Lenin, lleve a ese suiche al rastrojo, cuidado lo deja volar que lo cuelgan de donde sabemos.  
Carlos Lenin desata la cadena del palo y la pone como grillete en la pierna izquierda al prisionero.
Carlos Lenin: nada de trucos o me toca quebrarlo.
Se alejan.
Prisionero: ¿Entonces qué Carlos, si me va a ayudar? Vea que ya no soporto más, usted y yo somos paisas, somos casi vecinos, venga piense en mis hijos, (sollozando) vea son 13 años.
Carlos Lenin: (susurrando) No compa, ni me hable de eso, si le ayudo a mí me dan de piso.
Simona: (gritando) Olé ¿lo está limpiando o qué?, dejen la garladera que llega el comandante.
Regresan, y el prisionero es atado de nuevo al estacón. Los guerrilleros se dedican a sus labores de rutina: uno corta leña, otro limpia un fusil, otro cocina. Simona se baña con totuma detrás de una cortina plástica
Escena 3
Se escucha a Quilapayún en una vieja grabadora de casetes.
Simona: (cantando mientras se peina)….y ahora el pueblo con voz de gigante /gritando adelante, / el pueblo unido, / jamás será vencido…
Carlos Lenin: (entra corriendo) Compañera Simona, ya llegó, viene cruzando la quebrada.
Simona: Ole, mano, deje el agite y limpie rápido, ponga a calentar el café.
Pausa 30 segundos mientras Simona y Carlos Lenin organizan el cambuche, entra el comandante, como todos viste de camuflado, es alto 1,80  y macizo.
Comandante: (También es paisa) Quiubo pues Simona, (ordena, sin levantar la voz) muchachos vayan por el equipo
Simona: (Coqueta) Quiubo mi comandante ¡dichosos los ojos!, venga le sirvo su cafecito.
Le da la espalda, aprovechando la salida de los guerrilleros, el comandante la abraza por detrás y recorre con sus manos los pechos y las nalgas de la mujer.
Comandante: (Le susurra al oído) Negra rica, me has hecho mucha falta, pero de hoy no pasas.
Simona: (siempre coqueta, se voltea y lo mira de frente) ¿De verdad? ¿Y por qué me ha tenido tan abandonada? Pa´ mí que usted tiene otras y les dice lo mismo.
El comandante sonríe y calla, toma la taza de café que está en la mesa, lo sorbe y finalmente agrega.
Comandante: Ve negra, si eso fuera así, no habría venido a pasar el año nuevo con vos.
Simona se acerca y lo besa, luego agrega.
Simona: (seductora) Tranquilo mi comandante que esta noche lo atiendo como se merece.
Escena 3
Frente a la mesa, terminando de almorzar se encuentra el comandante, Carlos Lenin y Simona lo atienden, los otros dos guerrilleros montan guardia.
Comandante: Y ¿Cómo van las cosas con el huésped?
Simona: Bien, aunque es muy requeñoso.
Comandante: (con voz de mando) Camarada Carlos Lenin, llévele algo de comer y asegúrese que tenga suficiente agua para bañarse.
Sale Carlos Lenin.
Simona: Y  a ese ¿Cuándo es que lo vamos a canjear? o ¿pá qué es que lo tenemos?
Comandante: (Mal humorado) Cuando el secretariado lo decida, vos seguí las órdenes y no preguntes tanto.
Se levanta, se organiza la guerrera, se ajusta y el cinturón y sale del cambuche.
Afuera Carlos Lenin y el Prisionero conversan.
Prisionero: Anoche tuve otro ataque de malaria, esta puta fiebre me está matando.
Carlos Lenin: Fresco que esta noche yo le traigo algo de medicina, si puedo me le consigo también un cepillo de dientes y otra camisa, esa está llena de rotos.
Prisionero: ¿Por qué me ayudas? Te vas a meter en un problema.
Carlos Lenin: Así sea usted el enemigo, es también una persona, además sus historias son bacanas y me hacen recordar muchas cosas de mi Medallo.
Prisionero: Te cambio el cepillo y la camisa por un buen tiro en la frente.
Carlos Lenin: ¿De qué me habla teniente?
Prisionero: Estoy cansado, enfermo, llevado del putas, la malaria y la leishmaniasis se comen mi cuerpo y mi cerebro, ayúdame, acaba con mi sufrimiento.
Carlos Lenin: el problema es que su vida no me pertenece, ni le pertenece a usted, es del secretariado, y mientras ellos lo decidan usted vive.
Se aproxima el comandante y le grita a Carlos Lenin.
Comandante: Bueno ya no más cháchara, anda a ayudarle a la camarada Simona.
Carlos Lenin se retira, el comandante se aproxima al prisionero.
Comandante: ¿Todo bien teniente?
Prisionero: ¿Ud. es guevón o qué? (repite la pregunta del comandante con sorna)  ¿todo bien teniente?  (Continúa hablando pero ahora lo hace con rabia y odio) ¿Cómo voy a estar bien después de todo lo que me han hecho , después de 13 años de vivir enjaulado como un puto pollo en esta malparida selva, destrozado por la malaria y la leishmaniasis? Ustedes el “ejército del pueblo” se han ensañado conmigo, pobres guevones que se creen  los herederos de Bolívar.
Comandante: (Con firmeza, aceptando el reto de su enemigo, sin gritar) No se le olvide con quién está hablando, esta no es la brigada  donde ustedes torturaban y asesinaban a los nuestros cuando los atrapaban, aquí (levanta la mirada y recorre la selva), aquí (enfatiza), aquí mandamos nosotros.
Prisionero: (se aferra del angeo que los separa y lo mira fieramente a los ojos) Usted no es mejor que yo. Nunca torturé y cuando maté a alguien lo hice con honor, como debe ser, en combate, como lo hace un verdadero guerrero, como un soldado.
Comandante: Pero dejó que sus subalternos lo hicieran, o acaso ¿no supo nunca nada de las violaciones, asesinatos y desapariciones?
Prisionero: Claro que lo supe (siempre con firmeza), yo mismo las denuncié, ahora contésteme una pregunta ¿sabía usted que sus hombres hacen lo mismo?
Comandante: (Con ironía) en la guerra y el amor todo se vale, se cometen errores ,pero nosotros sí tenemos normas claras, el que la caga se va de consejo de guerra y asume las consecuencias.
Prisionero: No, no todo se vale. Destruir un pueblo con cilindros bomba y tener soldados y policías retenidos pudriéndose en la selva por más de diez años es algo inhumano.
Comandante:(ahora con enojo contenido)No me hable de humanidad cuando el ejército le ha puesto uniforme a inocentes campesinos para demostrar a los medios que ha abatido guerrilleros, (enfatiza) no me hable de humanidad cuando en este país los paras y ustedes actúan amangualados y atropellan a la población civil como les da la gana.
Prisionero: y ustedes (con ira contenida, sacudiendo la alambrada) ¿No siembran el terror y masacran también? ¿No han volado oleoductos, secuestrado y asesinado? ¿No han llenado los campos con minas? ya sólo les importa la plata, antes hasta los respetaba porque tenían ideales ¿Cuánto les dieron por Ingrid y los gringos, cuánto se ganan con las vacunas, los secuestros y la coca? (Un ataque de asma lo hace toser fuertemente, se ahoga, se tira al piso en posición fetal)
Comandante:(Ordena, gritando) Carlos Lenin, abra la puerta y ayude a este hombre
Carlos Lenin, llega corriendo abre la celda, y lo ayuda dándole un poco de agua de una cantimplora.
Prisionero: (muy débil)  Al igual que yo usted se ve cansado, se le nota que le ha cogido asco a esta guerra y a tanto matar.
Comandante: Pero  yo peleo por una causa.
Prisionero: No (con lastima), al igual que yo usted pelea por poder, su causa se acabó hace mucho tiempo, usted sigue en la guerrilla  porque no tiene de otra, porque si se arruga los suyos lo quiebran.
Comandante: (sereno) No, ya no somos los pelaos que estudiaban en el INEM y los viernes se iban  de fiesta a tomar “tres patadas” al Poblado. Recuerde que desde entonces nos  supimos enemigos, con diferencias irreconciliables.
Prisionero: (melancólico) a veces sueño con esos días, fueron muy buenos, pero el tiempo pasa demasiado rápido y mire en lo que nos hemos convertido, parece que elegimos mal, que nos montamos en un paseo que no tiene marcha atrás, porque con esos políticos de mierda de este país y la voluntad de paz de su secretariado esta porquería de guerra va pa´ largo, para todos ellos es un buen negocio, la muerte deja buenas ganancias.
Comandante: Los políticos y los ricos de este país no se van a bajar de la posición en la que están, ¿qué nos ofrecen en una eventual negociación de paz? ¿Un taxi? ¿Un pedazo de tierra yerma en medio de la selva? , quieren que nos desmovilicemos y entreguemos las armas para matarnos cuando estemos indefensos. ¿Se le olvida lo qué pasó con la U.P.?
Prisionero: Mire Gallo, yo ya no soy su enemigo, por favor, máteme o déjeme ir, la selva y la malaria han acabado con mi odio y mis ganas de pelear, sólo quiero ver a mi familia, (sollozando) sólo  quiero salir de aquí.
Comandante: (Con tristeza) Mire Chica, al igual que usted, yo tengo un sueño, salir de esta selva y hacer algo diferente, pero la comandancia general me ha encomendado su seguridad y tengo orden de dispararle en caso de que se presente un operativo de liberación, si yo le ayudo asumo las consecuencias  y usted sabe cuáles son.
Se miran fijamente, en silencio, no hay rencor, sólo cansancio. No hablan más, el comandante se retira, entra al cambuche, llama a Simona.
Comandante: (cansado y con tristeza)  Ve negra servime un trago de whisky del que está en mi morral.
La mujer obedece se acerca al comandante que se ha sentado en uno de los catres  y le da un masaje en los hombros.
Simona: Alégrese mi comandante, que este año que viene va a ser mejor.  Va a ver como todo cambia .
Ultima Escena.
Oscuridad total , todos duermen menos Carlos Lenin que se encuentra de guardia, enciende una linterna pequeñita, se dirige a donde está el prisionero, abre la alambrada y entra , se arrodilla frente al hombre dormido, saca su puñal y se lo pone en el cuello. El prisionero despierta.
Prisionero: (sin miedo, ansioso) Por favor mátame , hundí el puñal en mi cuello, que el corte sea rápido.
Silencio, Carlos Lenin levanta el puñal y corta la soga de las manos del prisionero, a continuación saca una llave del bolsillo y  suelta el candado de su tobillo.
Carlos Lenin: Nos vamos, desde que soy su carcelero estoy cumpliendo una condena.
Prisionero: Si nos cogen nos matan, no es por mí que me preocupo, lo hago por vos.
Carlos Lenin: Seguir aquí es estar muertos, y yo quiero vivir, aunque sea un rato, quiero ver a mi familia, enfiestarme, fumarme un buen porro con mis amigos, hacer lo que me dé la gana, sin pedirle permiso a nadie.
Se levantan y en silencio comienzan a caminar, un guerrillero se percata de la situación, toma el fusil y grita
Guerrillero: ¡se escapan!
Las luces se apagan 5 segundos, luego encienden y apagan rápidamente, dejando entrever a los que huyen y a los que quieren detenerlos
Simona: (gritando) ¡Dales Plomo!  !quebralos!
(Confusión total)
Todos gritan al tiempo: disparen, alto, corra, vámonos, que no escapen.
El otro guerrillero, sale del cambuche y dispara una ráfaga de su fusil  hacia el sitio por donde corrieron los prófugos.
Fin