Las Crónicas e Historias de vida como fuente de la literatura testimonial y de la comprensión de imaginarios urbanos
Chronicles and Stories of life as a source of testimonial literature and understanding of urban imaginaries
Fredy Antonio Gil Pavas
Universidad Pontificia Bolivariana, Medellín, Colombia
Resumen: Los relatos e historias de vida se han convertido recientemente en uno de los grandes insumos en la formulación y realización de investigaciones de tipo cualitativo. El surgimiento de esta tendencia ha posibilitado el afianzamiento epistemológico de la psicología, la sociología, la antropología, la lingüística y los estudios literarios, durante los últimos cuarenta años, ya que provee a las ciencias sociales y humanas de herramientas para el análisis y la comprensión de fenómenos ligados al desarrollo de las sociedades, mientras que los modelos de análisis cuantitativo arrojan respuestas en cifras y números que no satisfacen al investigador social. Los relatos e historias de vida adquieren gran validez, ya que tienen como fin el dar cuenta de procesos humanos, de momentos históricos, de movimientos políticos y culturales, cuya descripción está sesgada por la interpretación y por la percepción humana de aquello que denominamos realidad. Esta fuente de información que, con frecuencia, se diluye o contamina en el frágil tejido de la memoria, que no es mesurable, que no se le puede comparar ni cotejar matemáticamente, se configura, entonces, como un recurso que posibilita comprender momentos históricos y fenómenos sociales.
Palabras clave: crónica, historia de vida, investigación cualitativa, realidad. imaginario, ciudad.
Abstract: The stories and life stories have recently become one of the major inputs in the formulation and implementation of qualitative research. The emergence of this trend has enabled the epistemological consolidation of the psychology, the sociology, the anthropology, the linguistics, and the literary studies over the past forty years, since it provides the social and human sciences with tools for analyzing and understanding phenomena, while the quantitative analysis model, yield responses in figures and numbers that do not satisfy the social researcher. The stories and life stories, take on validity, which aim to account for the human processes of historical moments, political and cultural movements, whose description is biased by the interpretation and the human perception of what we call reality. This source of information often diluted or polluted in the fragile fabric of the memory, which is not measurable, which can not be compared or mathematically collated, is configured as a resource that enables understanding of historical events and social phenomena.
Key words: chronic, life history, qualitative research, reality, imaginary, city.
1. Las crónicas e historias de vida en las ciencias sociales y humanas
“La story of life, el relato de vida, es una reflexión de lo social a partir de un relato personal. Por eso se sustenta en la subjetividad y la experiencia del individuo, no teniendo que ser este último una persona especial, ya que sólo basta con ser parte de la sociedad a la cual se estudia.” (1) (Mallimaci F., 2006)
Las crónicas literarias e históricas nos hablan de sucesos, personajes, paisajes y acontecimientos que están marcados por la visión de sujetos de carne y hueso, por sus ideologías, sus percepciones, escala de valores y prejuicios; nos permiten acceder a la visión propia de los sujetos, a los protagonistas de los hechos y experiencias para escuchar de su propia voz cómo vivieron aquellos momentos, cuáles fueron los factores que propiciaron que determinadas situaciones acaecieran, quiénes fueron sus partícipes y cómo fueron asumidas las responsabilidades históricas, si es que en algún momento esto llegó a ocurrir.
La historia oral como tal tiene interés en considerar el ámbito subjetivo de la experiencia humana concreta y del acontecer socio-histórico, como lo expresan los sujetos, ya que va a intentar destacar y centrar su análisis en la visión y versión de las experiencias de los actores sociales con que se relaciona. Con frecuencia, este tipo de trabajo investigativo se convierte en “la voz de los que no tienen voz”; es decir, rescata a las personas de anonimato y les permite convertirse en interlocutores, con un trozo de verdad para contar. Con este tipo de elaboraciones biográficas, no sólo se aportan nuevos cuerpos de evidencia socio-histórica (las fuentes orales) sino que también se privilegia una aproximación cualitativa a los procesos del conocimiento socio-antropológico.
Las historias de vida propician el desarrollo de la práctica historiográfica al evaluar y analizar fuentes primarias (los testimonios orales y los relatos personales), es decir ahondan y retoman las fuentes vivas de la memoria, a diferencia de las fuentes de carácter documental , también llamadas secundarias, que se encuentran en documentos como las memorias, cartas, diarios, crónicas, autobiografías, etc. Las fuentes orales se componen básicamente de dos tipos: las propias historias de vida, los relatos de vida, y los testimonios orales producto de las entrevistas.
En la historia oral se trata de recopilar un conjunto de relatos personales que den cuenta de la vida y de la experiencia de los narradores o informantes entrevistados. Cada unidad, fragmento o cuadro narrativo forma parte de un relato de vida, común, que los reúne y articula. Una sucesión amplia y extensa en diversidad y profundidad de relatos de vida, puede llegar a constituir el cuerpo de una autobiografía, generada en la situación de la entrevista oral; autobiografía que se diferencia de aquel documento personal generado en soledad y que por iniciativa propia produce el personaje (libros de memorias).
En la historia oral se puede optar por dos caminos que no son excluyentes, sino más bien complementarios: a) producir "historias de vida" y b) realizar una historia oral de carácter temático. El decidir cuál emprender, depende de los intereses, objetivos, posibilidades, recursos y tiempos, así como de la intuición personal y de la oportunidad del investigador para relacionarse con los personajes adecuados en ambas vías y de esta forma armar el cuadro con diferentes versiones, algunas veces con versiones opuestas y contradictorias.
Debido al el interés por el enfoque biográfico que se presenta hoy día en las ciencias sociales y humanas, la historia oral ha venido a cubrir un vacío manifiesto en la investigación cualitativa contemporánea. De tal forma que en las últimas tres décadas, un conjunto de puntos de partida conceptuales, métodos de análisis y herramientas de investigación le han permitido a la historia oral consolidarse como una práctica de investigación científica y adquirir el perfil de un amplio movimiento de interacción académica y disciplinaria (la antropología, la etnografía, la sociología, los estudios literarios, los estudios del folclor, la sicología y las ciencias de la comunicación y la educación). Más aún, el enfoque biográfico ha sido un decidido impulsor de la revaloración de los métodos cualitativos y ha propiciado no sólo su utilización, sino su enriquecimiento, con el aporte de nuevos enfoques y perspectivas de análisis, básicamente, en torno a lo que constituye su materia prima: la oralidad.
Desde sus inicios como campo disciplinario, la historia oral ha pretendido aportar un más profundo conocimiento de los procesos sociales, históricos y culturales que son dignos de atención en el presente, pero que han surgido a partir de la necesidad de cuestionar y replantear críticamente la práctica misma del historiador o del investigador positivista más convencional. Para ello, debe tomar en consideración a los sujetos sociales, antes invisibles en la investigación tradicional y desplegar nuevas miradas críticas sobre las fuentes de la historia oficial, y afrontar el desafío de construir sistemáticamente nuevas fuentes con base en la palabra, para generar la versión propia de los actores sociales.
Esta nueva práctica y estilo de investigación se genera a partir de la experiencia desarrollada, entre 1915 y 1940, en la que se ha denominado “La Primera Escuela de Chicago”, en la cual se inician una serie de investigaciones en el ámbito de las ciencias sociales, que estarían marcadas por un ánimo cualitativo e influenciadas por el “Pragmatismo” de John Dewey (Moreno, 2006); estos trabajos estaban enfocados al análisis y descripción de problemas urbanos ligados a la creciente violencia fruto de la aparición de bandas de crimen organizado, ligadas a la ley de prohibición, así como al crecimiento desproporcionado de la ciudad, producto de la gran movilidad de personas del campo a la ciudad y por fenómenos migracionales, relacionados con la crisis de la primera y segunda guerra mundial. Este nuevo modelo de estudio marcaría un hito relevante en la concepción de la investigación cualitativa, al abordar al personaje común, al hombre y mujer de la calle, al tener en cuenta sus percepciones e idiosincrasia como objeto de estudio. Sin embargo, este modelo no se realizó en un estado de aislamiento intelectual o de práctica científica positivista. Gracias a su contacto e interacción con otras ciencias sociales, la historia oral fue gradualmente adquiriendo, adoptando y apropiándose de un conjunto de conceptos, métodos, instrumentos y técnicas específicas, modelos de trabajo y estilos de vinculación social que, desde las otras disciplinas sociales y humanistas, parecieron útiles y apropiadas para lograr sus objetivos. Ellas fueron la antropología, la psicología, la sociología, la lingüística, los estudios sobre el folclore y los estudios literarios, entre otras disciplinas. La confluencia e interacción de éstas ha sido un factor central para el crecimiento y el fortalecimiento de esta práctica de investigación social e histórica. El vínculo con todas estas disciplinas facilitó a la historia oral unir su pragmatismo original, alrededor de la construcción de nuevas fuentes y archivos orales, con la necesidad de adquirir una postura teórica y reflexiva más acorde con el papel que juega la práctica historiográfica en el tiempo presente. De esta forma, "la historia oral pudo dejar de lado cierta literalidad anacrónica y romántica que la caracterizó en sus primeros años” (Aceves, 1996).
2. Las historias de vida en los imaginarios de ciudad
“Cuando hablamos del imaginario, ¿qué se quiere decir? El imaginario no son solamente las fantasías, no son ilusiones, es la imaginación libre, es lo que no es realidad, poco a poco se va volviendo preciso el concepto. Los imaginarios son visiones del mundo que tenemos. No es utopía. Tampoco es inconsciente colectivo. ¿Qué es hoy en día el Imaginario Urbano? Tiene que ver con una construcción estética del ser humano. Y en eso se emparenta con el arte y con los sueños, pero no son ni lo uno ni lo otro.” (Silva, 2007)
Los relatos e historias de vida se configuran, entonces, como la posibilidad de comprender los imaginarios que pueblan nuestras ciudades y que explican a sus habitantes; en ellos podemos encontrar los mecanismos con los que los seres humanos pretendemos explicar y controlar el cosmos, los símbolos con los que los grupos humanos se identifican y con los que representan sus instituciones sociales, sus escalas de valores, sus temores, sus alegrías, sus frustraciones y sus esperanzas.
En este gran entramado, las historias de vida nos ayudan a comprender el poder evocador de la música, de los lugares, la comida, los olores, las celebraciones, los rituales, los fantasmas y fanatismos de los que adolecemos, como miembros de una colectividad. Además nos permiten comprender la ciudad y sus dinámicas desde una perspectiva de “Urbanismo ciudadano” (Silva), mucho más profundo, que si se enfocara desde el urbanismo arquitectónico, ya que para ser ciudadano no es necesario vivir la en la ciudad: el espacio físico no hace a las comunidades, son los grupos humanos quienes construyen el espacio físico y lo pueblan con sus símbolos.
La condición del investigador social requiere que éste sea capaz de entrar en contacto con los demás, ya que la configuración de los imaginarios le permiten la comprensión de la realidad en la que vive determinado grupo humano, comprender sus sistemas simbólicos, su cosmogonía, los mitos que unen a una cultura determinada, la cohesionan y le dan razón de ser en el mundo. El investigador social debe entonces salir de su medio aséptico y anti-bacterial para mezclarse con el grupo humano que pretende describir y comprender y, de esa manera, poder conocer las narraciones míticas sobre su origen, sus transformaciones, sus desplazamientos y migraciones; este ejercicio permite que las comunidades recobren su memoria y afirmen su identidad, se reconozcan en sus luchas, en los miedos que los acechan, en sus angustias y sus esperanzas, para sí crear nuevas posibilidades y las transformaciones sociales necesarias para salir del marasmo cultural, visualizando alternativas de salida a sus conflictos y contradicciones.
Narrar la historia permite al narrador volver sobre su pasado, verbalizar las experiencias; lo lleva a pensar en su condición y en las consecuencias de sus actos; la narración ejerce pues un efecto de catarsis y de sanación, capaz de reconciliar a las personas consigo mismas al ponerlas en confrontación con su pasado y su presente para, así, soñar un mejor futuro.
3. Los imaginarios de mi cuidad
Pensar a Medellín es mucho más que pensar en sus edificios, sus calles, sus centros comerciales, sus espacios educativos, recreativos y culturales; es también pensar en eso, intangible, que identifica, une y polariza a sus habitantes; es detenerse a observar sus dinámicas sociales, la multiplicidad de formas de pensamiento que confluyen y coexisten en ella. En tonos de claro oscuro, aparece este gran collage, en el que no son nítidos ni los colores ni las formas. Sin embargo, es aquí donde laboramos, amamos, aprendemos, jugamos, vivimos, sobrevivimos y morimos.
La ciudad no se encuentra en las moles de cemento que configuran sus construcciones: ella es un ser vivo que respira, se alimenta, juega, aprende y olvida; acoge y rechaza, se enferma y sana, excreta y también muere. La ciudad está en el aire, en sus olores, en las aguas que la recorren, en los colores y los trazos que la embellecen o la ofenden; está en el miedo de sus alambradas, rejas y cámaras de vigilancia; está en los ojos de los huérfanos, en el contonearse de las putas y los travestis, en la oscuridad reflejada en los ojos de los asesinos, en el color de las frutas en las plazas de mercado, en las fauces de los perros callejeros, en el caminar cansado de los viejos, en las risas de los niños y los gritos de gol en las calles, en la ostentación grotesca de los traquetos y en la turgencia de las tetas de silicona de sus mujeres, en las ensordecedoras bocinas de los buses, en las músicas que nos aquietan o nos exaltan, en el hambre de sus indigentes, en la estúpida terquedad de los vigilantes, en la paranoia e ineptitud de los empleados públicos, en el amor y la ternura de las abuelas, en una madre que cada mañana lleva a sus hijos a la escuela, en la conversación con los amigos alrededor de una taza de café o de unas cervezas, en la esperanza que aún, después de 20 años, alumbra los ojos de las mamás de los desaparecidos, en el desplazado que mendiga en los semáforos, en el olor a marihuana y meados del centro, en las manos callosas de los obreros. Si quieres conocer a Medellín, búscalo en su gente.
Bibliografía
1) Malliaci, F., Giménez Believau,V. Historias de Vida y Método Biográfico, Estrategias de Investigación Cualitativa. Barcelona. Gedisa 2006
2) Moreno, A. Historias de Vida e Investigación. México. Fondo de Cultura Económico .2005
3) Aceves lozano, J. Un Enfoque Metodológico de las Historias de Vida. Ciesias. Mexico.2006
No hay comentarios:
Publicar un comentario